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A JORGE GLEM: EL GRAMMY Y EL CUATRO

A JORGE GLEM: EL GRAMMY Y EL CUATRO (por Chuchito Sanoja)

de Chuchito Sanoja, el Viernes, 11 de noviembre de 2011, 0:54
Sin que cambie la entonación de su voz y mucho menos su lenguaje corporal, un (a) narrador (a) de noticias nos informa sobre un tsunami en Japón, seguido de la boda de Cayetana, el derrumbe de las Torres Gemelas, el beso de Madonna con otras chicas, el  fraude hipotecario norteamericano, la risa de Hillary ante el asesinato de Gadafi (aún frescos los amores de su marido con Mónica), las más de 10 mil mujeres iraquíes encarceladas y violadas por las fuerzas de ocupación; todo esto en cuestión de segundos y sin anestesia, entre comercial y comercial…

La familia, indefensa frente al televisor, no le queda más remedio que presenciar este collage de barbaridades mientras cena, hace tareas o descansa. Poco a poco, el alma y cuerpo de cada integrante de la familia ha ido desarrollando un mecanismo de defensa frente a estos impactos mediáticos, los cuales, en situación normal, deberían dejar sin habla a más de un ser humano…

Pero no es así. Por el contrario, el usuario se ha insensibilizado frente a estas abominables noticias, y no deja de ir a su encuentro diario.

Incluso, algunos piensan que poder presenciar tanta desgracia junta desde la comodidad de su cama, es signo de la evolución de los tiempos, especialmente, de la comunicación…

Frente a tanto ruido mediático, ¿qué puede significar la presencia del cuatro venezolano en el Grammy, organismo devorador de las especies musicales autóctonas?

¿Quién es ese cumanés que anda por el mundo derrochando talento y mostrando la muy enriquecida y oculta diversidad musical venezolana?

¿En razón de qué, este músico gigante dedica su vida al cuatro, un instrumento cuyo sólo nombre provoca el mayor desprecio de un importante grupo de jóvenes y adultos venezolanos?

De hecho, si vivir de la música es una misión imposible, ¿puede alguien imaginarse lo que es vivir del cuatro?

¿Con qué autoridad la culta comunidad musical venezolana ha calificado al cuatro como un instrumento “limitado”, bajo el argumento (entre otros) de pertenecer a la familia de cuatro órdenes?

¿Quiénes eran los limitados?

Jorge Glem abraza al cuatro como Neruda al lápiz, Picasso al pincel, Fruto a la arquitectura, Liszt al piano, Bird al saxofón, Soto a los penetrables…

En las manos de Jorge Glem confluyen y renacen los titánicos e ignorados esfuerzos de cuatristas venezolanos de la talla de Jacinto Pérez (El Rey del Cuatro), Freddy Reyna, Adelso Paz (Rolito), los Hermanos Chirinos, Angel Melo, Roberto Todd, Alí Agüero, Hernán Gamboa, Iván Pérez Rossi, Albert Hernández, Aquiles Báez, Cheo Hurtado (sembrador del cuatro), el Pollo Brito, Luis Pino, Carlos Capacho, Edward Ramírez, Héctor Molina, y tantos otros que escapan a mi conocimiento y memoria, sin contar la legión de cuatristas anónimos que pueblan nuestra hermosa Venezuela.

El cuatro es otra incalculable deuda de los organismos culturales (públicos y privados), conservatorios, disqueras y difusores mediáticos del país.

Jamás he visto al Grammy, pero hoy decidí hacerlo pues imaginé el revuelo mundial que causaría la presencia de la Orquesta Sinfónica Juvenil Simón Bolívar bajo la tutela de Gustavo Dudamel y las insólitas proposiciones cuatrísticas a que nos tiene acostumbrados Jorge Glem.

Por “razones que desconocemos”, en el Grammy 2011 transmitido hoy desde Las Vegas, millones de personas se perdieron de apreciar el desbordante talento que emana de las dos manos de Jorge Glem sobre las cuatro órdenes (CAM-BUR-PIN-TÓN) que posee nuestro "inculto" y primer instrumento nacional, el cuatro.

Igualmente, se perdieron de apreciar la capacidad interpretativa de nuestra Orquesta Sinfónica Juvenil Simón Bolívar, así como también las excepcionales cualidades que posee Gustavo Dudamel como director, apreciadas y reconocidas en el mundo entero.

3 minuticos de un pajarillo en manos de estos venezolanos y Las Vegas hubiera colapsado…

En compensación, y también por “razones que desconocemos”, varias noches de cada semana, en cualquier inapropiado local nocturno caraqueño, sin acondicionamiento acústico, junto a Rodner Padilla, el Negro Álvarez, Rafael Greco y una infernal licuadora; a un precio irrisorio y ante la presencia de no más de una docena de personas, Jorge Glem abre el estuche y saca su cuatro como si fuera un Stradivarius, y con el sortilegio de su cabeza musical encantada, convierte el tema más sencillo en una obra de arte.

No encuentro diferencia entre una canción vacía y otra más vacía, aunque fuera compuesta por seis compositores a la vez (¿?), por lo cual rápidamente me aburrí del Grammy y me vine a mi MacBook Pro.

Pero aplaudo el apoyo que Gustavo, Jorge y la OSJSB dieran a CALLE 13 en su temática de contenido urbano y actual, de lo cual rescato lo que considero un mensaje valioso, oportuno y necesario para toda la América hispana y para el mundo entero: ¡EDUCACIÓN PÚBLICA GRATUITA!

Para finalizar, eché un ojito de nuevo al Grammy en el momento que CALLE 13 mencionaba países y situaciones difíciles que viven nuestros pueblos, y me llamó la atención que no se mencionara a Venezuela, e igualmente, que no se agradeciera públicamente el respaldo y acompañamiento de lujo recibido de la Orquesta Sinfónica Juvenil Simón Bolívar, de Gustavo Dudamel y de Jorge Glem.

¿Music business?





Jorge en mi estudio de Mérida

Con nuestro querido maestro José Francisco Del Castillo en mi estudio de Caracas

Jorge y el verdugo Rodner Padilla, en mi estudio en Mérida

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